Si queremos conocer en qué aspectos se ve afectada la sexualidad, antes debemos conocer cuáles son las fases que ésta incluye.
Masters y Johnson (1966) diferenciaron cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. A las que, posteriormente, Helen Kaplan (1979) añade la fase de deseo.
Fase de deseo
Esta fase incluye fantasías sobre la actividad sexual y el deseo de llevarlas a cabo. Es importante señalar que en el hombre se suele diferenciar mucho más esta fase que en la mujer ya que ésta puede entrar en fase de deseo al mismo tiempo que en la de excitación.
Fase de excitación
La excitación es la sensación subjetiva de placer sexual que va acompañada de cambios fisiológicos. Algunos cambios que se producen en esta fase son:
Fase de meseta
Si se continúa con la estimulación, se llega a la fase de meseta que se caracteriza por:
Tanto en el hombre como en la mujer aumenta la tensión muscular, respiración, presión arterial y ritmo cardíaco.
Fase de orgasmo
En esta fase se da el punto culminante de placer sexual, con la eliminación de la tensión y la contracción rítmica de los músculos del perineo y de los órganos reproductores. Encontramos las siguientes diferencias:
Fase de Resolución
Esta fase se caracteriza por la sensación de relajación muscular y bienestar en general.
Una vez que conocemos cómo se desarrolla la respuesta sexual, podemos conocer cuáles son las fases que se ven afectadas en un proceso oncológico. Las siguientes publicaciones nos centraremos en conocer cómo afectan los tratamientos médicos empleados en cáncer en las distintas fases de la respuesta sexual y cuál es la fase que queda más afectada.
¿Qué fase creéis que resultará más afectada teniendo en cuenta los distintos procedimientos médicos?
¡Hasta pronto!
Cristina Pérez Belmonte.
Licenciada en Psicología.
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