¡¡Hola a tod@s!!
Cuando hablamos de cáncer, a veces solo pensamos en los efectos físicos que derivan de la enfermedad… Pero desde el diagnóstico hasta la reincorporación a la vida cotidiana, surgen una serie de necesidades que son cambiantes y que cada persona las puede vivir de una manera diferente…
Una de las necesidades, muy importante y que no siempre se tiene tan en cuenta, es la necesidad social. Es decir, aquella que está vinculada con las relaciones interpersonales con la familia, los amigos… la necesidad de continuar con una vida lo más normalizada posible, de seguir realizando actividades lúcidas… Por ello, se les debe permitir que jueguen, rían, se enfaden, lloren, que hagan deberes, que estudien… Puesto que, una estabilidad social beneficiará a su salud emocional y por lo tanto, ayudará en el proceso de la enfermedad
Cómo podemos ayudar los profesionales a normalizar su vida social?
Los equipos de trabajo multidisciplinares con una gran variedad de profesionales son muy ricos en calidad de ideas, acciones, metodologías… Ya que cada persona que compone el equipo tiene unas actitudes, una forma de ser, unos valores muy diversos. Un equipo con miembros diferentes que velan por un mismo fin es una de las herramientas más valiosas para cubrir las necesidades sociales de los niños y adolescentes afectados de cáncer.
Para ello, a la hora de trabajar en equipo, debemos rescatar de nuestra mochila elementos como la capacidad (y las ganas) de trabajar en equipo que todos llevamos guardada y que a veces se nos olvida que la tenemos. Saquemos de la mochila las ganas de escuchar y de aprender de los demás, reflexionemos sobre nuestra práctica y la de los compañeros, realicemos y aceptemos críticas constructivas…
Si los profesionales somos capaces de mostrar respeto y compañerismo, podremos ser capaces de transmitirlo a las personas con las que trabajemos; organicemos cosas grupales tanto para nuestro equipo y para los niños y adolescentes, riámonos de la vida y disfrutemos y permitamos disfrutar con los amigos y la familia que tanto bien nos hacen.
A través del equipo, los juegos cooperativos, actividades conjuntas… se fomenta la vida social y las habilidades sociales de todos los miembros, fijémonos cuando hagamos actividades grupales en cómo se comportan, cómo se relacionan, cómo reaccionan… y a raíz de ello, organicemos y desarrollemos cosas que potencien todo lo bueno que llevan dentro.
¡¡Hay tantas cosas que podemos hacer por ellos a través del trabajo en grupo!!
Y tú, ¿Qué harías para fomentar la vida social del niño afectado de cáncer o enfermedades raras?
María Ardid
Educadora Social de Lola Busca Nueva Imagen.